martes, 4 de abril de 2017

CICATRIUS



Marca antiga.
Marca vella.
De color marró,
Però transparent als meus ulls.
No et veig.
No hi ets.
Però formes part del meu rostre.


Marca nova.
Marca tèbia.
Marca vermella.
Et veig als meus somnis.
Et sento al meu ventre.
Em cremes, em cremes la mà.
Em cremes el cor.
No et vull tornar a veure...
Però estaràs amb mi sempre.


lunes, 12 de diciembre de 2016

*El Nacimiento de Nil*





“Si antes del 12 de diciembre no te has puesto de parto, a las 12 del mediodía tienes que venir aquí y te ingresaremos. El procedimiento es el siguiente: las primeras doce horas te daremos hormonas a ver si así te ayudamos a ponerte de parto. Si a las 23:30 no has roto aguas, te dejaremos dormir hasta las 6 de la mañana del 13 de diciembre. Entonces te tendríamos que inyectar la oxitocina. ¿Lo entiendes?






Tienes que firmar este papel para que nos dejes intervenir por si algo se complica y todo este procedimiento no funciona. En ese caso, probablemente te tendríamos que hacer una cesárea.”



Tuve un buen embarazo. Muy típico: ciática, calambres en las ingles, sueño las 24h del día, mi doctora preocupada por mi sobrepeso y haciéndome la prueba Sullivan cada dos meses... Y yo, como una campeona, siempre daba negativo.

“No tengo diabetes, no tengo la tensión alta. Estoy gorda, ya está”.

La mayoría de la gente pensaba que sería niña y no, es un niño. Y también la gran mayoría pensó que saldría antes de tiempo. Y allí estábamos nosotros, a las 12 del día 12 del mes 12. Súper preparados y emocionados y con ganas de conocer a Nil, por fin. Me ingresaron y me dieron las hormonas. En seguida empecé con contracciones, pero muy desiguales. Tenía dos o tres seguidas y después estaba una hora sin. Hacia las 23h me enviaron a la habitación y me dijeron que descansara. Nos fuimos a dormir con un beso, y fue tumbarme en la cama cuando rompí aguas. Oí un crujido, como cuando rompes un huevo, y empezaron de golpe las contracciones. No sé si fueron las hormonas o mi propio cuerpo, pero pasé de tener contracciones cada hora a tenerlas cada dos minutos.

En seguida me bajaron a la sala de dilatación y como buenos alumnos, empezamos a hacer todo lo que nos habían enseñado en las clases pre-parto: ducha de agua caliente, ejercicios con la pelota fitness, andar, bailar, dejarme caer hacia atrás mientras mi pareja me aguantaba el cuerpo con sus brazos y sus manos... Todo. Pero no dilataba. A las 6 de la mañana sólo estaba de 2 centímetros dilatada. Así que me pusieron la epidural y la oxitocina y en seguida dilaté a los 6 centímetros. Pero a los 7 y medio me volví a estancar. Entonces la comadrona me dijo que Nil estaba mal posicionado. Tenía su cabeza clavada en mi pelvis y no podía bajar y por eso no acababa de dilatar. Empezaron a pasar las horas lentamente, no dilataba más, me tuvieron que poner otra dosis de epidural, intenté hacer parto vaginal dos veces mientras la comadrona intentaba colocar bien a Nil... Llegó un momento que, entre minuto y minuto de contracción, me dormía.

Mis padres entraron a la sala a verme y se preocuparon. Incluso mi padre se quejó y preguntó que por qué no me hacían una cesárea. Pero los médicos querían evitar una intervención quirúrgica si no era necesaria. A las 16h del 13 de diciembre, vieron que el ritmo cardíaco de Nil estaba empezando a bajar. Le hicieron una prueba para ver cómo estaba de defensas y entonces fue cuando me dijeron que tenían que hacerme una cesárea porque Nil estaba empezando a sufrir.

Entramos los dos a quirófano animándonos mutuamente y pensando que, aunque no iba a ser el parto que habíamos imaginado, Nil estaría con nosotros por fin. Entonces pasó lo último que pensábamos que podría pasar... La anestesia no me hizo efecto del todo. De manera superficial sí, pero de repente empecé a sentir un dolor indescriptible que todavía recuerdo. Empecé a gritar y le dije a la comadrona: “¿Es normal que me duela?” Me miró aterrorizada y de repente todo el mundo empezó a correr. Ya no recuerdo nada más. Sólo estar gritando de dolor y preguntado dónde estaba mi hijo.

Mi pareja me dijo que en el momento en el que me durmieron, Nil nació llorando. Justo cuando se lo iban a poner en sus brazos, yo empecé a convulsionar y lo echaron del quirófano mientras le decían:” Tenemos que atender a tu mujer”. Estuvo 20 minutos esperando fuera con Nil en los brazos sin saber qué me había pasado ni cómo estaba. Entonces le llamaron y le dijeron que yo estaba en estado de shock y que no me podían tranquilizar, que necesitaban que él entrase con Nil. Y efectivamente, unas enfermeras me aguantaban los brazos mientras yo me movía con agresividad y gritaba. Él se acercó llorando, le dio Nil a una comadrona y me cogió la mano. En ese momento, me pusieron a Nil en el pecho y de golpe fue como si despertara. No recordaba absolutamente nada.

Justo antes de dormirme estaba sonando la canción “Hello” de Adele y hasta hoy no he podido escucharla entera. De hecho, todavía lloro cuando la oigo. No tuvimos suerte, aunque sí la tuvimos con Nil, que nació perfecto. Obviamente, podría haber sido peor. Pero tengo que decir que después del parto me sentí sumamente sola. Nunca hubiera pensado que si tuviese que describir la maternidad con una palabra escogería “Soledad”. Y así es. Fui a cursos de post-parto, a grupos de lactancia, de masajes infantiles, de todo; y en ninguno encontré el apoyo que necesitaba. Cada vez que hablaba del parto, de que me sentía triste y frustrada por cómo había llegado Nil a este mundo, me decían: “Pero ahora ya tienes a tu bebé aquí, deberías estar contenta.”

Así que por eso he decidido explicar mi parto. Porque no, no debería estar contenta. Porque me quiero reconciliar con esta experiencia, pero no olvidarla. Así nació Nil y así lo vivimos, es nuestro recuerdo. Y gracias a que ya estamos teniendo mil recuerdos más de él que nos hacen sentir mucho más felices, cada vez el parto pesa menos. Pero callarse no es la manera de superar algo así. Porque no deberíamos idealizar el parto, el embarazo o la maternidad. Porque es difícil, puede llegar a ser traumático y lo último que necesitamos es sentirnos mal por tener la famosa depresión post-parto o por quejarnos de lo doloroso que fue traer a nuestros hijos al mundo.

Luchemos por un embarazo, un parto y una maternidad real. Apoyémonos. 


martes, 20 de mayo de 2014

*28*

Avui el mar té el teu color d’ulls,
I la sorra imita la teva pell blanca als meus peus.

L’aire m’abraça mentre el mar em mulla
Com quan estàs a dins meu i m’estimes.

Cada piga creada d’aquell gra de sorra més fosc,
Cada verdor d’ulls preciosos d’algues marines,
Cada onada que em fa petons; 
ets tu.

Tu ets el mar i les paraules “t’estimo” per primer cop.
Tu ets l’aire i l’orgasme calent d’una nit freda.


Tu ets l’amor que corre dins del meu cos.





Per molts anys, amor.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Tortura

T’estic contagiant amb la meva tortura.
Et torturo.
Et perdono i et continuo culpant.

No m’agrado plorant-te, no m’agrado pensant-te en un món paral·lel; un món que em desfà el cor un cop trencat.

Un verd pèl-roig que em tapa els meus ulls al teu cap, que em va fer invisible i transparent.

Un món llunyà.
Tan llunyà que el creia imaginari i quasi desapareixia al teu costat.

Però torna, torna i m’obliga a tapar-me els ulls un altre cop.

Perdona’m amor.

Perdona’m per tornar-te aquest dolor.

martes, 15 de octubre de 2013

Diario de una Oveja Negra

Las ovejas negras nos caracterizamos por destacar entre las blancas. No sólo nuestra lana es diferente, transmitimos una luz mate e intensa, muy diferente a la del resto del rebaño. Mi luz no pasa desapercibida con ese color violeta intenso y sus pinceladas negras. De hecho desconozco de quién la he heredado, puesto que en mi familia todos tienen una luz bastante más clara y brillante. Pero ya saben, en cada rebaño y/o familia siempre hay alguien que quiere hacer la puñeta a los demás. 

¿Qué por qué destacamos y nos emperramos en ir incordiando al personal? Pues por tomarnos esa tan preciada y escasa libertad de hacer (o en la mayoría de los casos “de intentar hacer”) lo que nos plazca.  El hecho de que ese sea el motivo por el cual se nos oscurezca la lana es algo bastante contradictorio, pues al nacer nos llenan la cabeza de ilusas y falsas frases del tipo “si trabajas mucho, podrás hacer todo lo que quieras” y cuando llegamos a la pubertad, nos esquilan esa lana negra y nos tapan nuestra luz… ¡Vaya a ser que se note y la vecina del quinto nos vaya criticando por el vecindario! “¡La oveja del tercero primera tiene una oveja negra por hija!”



Pero les suplico que no me acusen de ególatra ya que no soy la única oveja negra del mundo. Gracias a cualquier ser divino ficticio por el que sientan especial admiración, rodeada me encuentro siempre de ovejas oscuras, a cual luz más potente y llamativa con luces penetrantes.  Algunas llevan consigo aún el trauma de ser ovejas negras, otras incluso se sienten cómodas con su función en este gran rebaño blanco. Porque tenemos nuestra meta predestinada. ¿Y es que acaso, sin ovejas negras alguna oveja del rebaño se percataría que las demás son blancas?


Aunque como oveja negra que soy, siempre he pensado que en realidad el blanco no existe, es pura apariencia descolorida… Porque al fin y al cabo, ¿lo más importante no es que todas tengamos lana y una luz que nos sirva de guía? 

lunes, 14 de octubre de 2013

*eternal sunshine of the spotless mind*

Recordo una pel·lícula que vaig veure un dia normal, un dia sense somnis, sense malsons, sense res. La noia era extravagant, molt extravertida i tenia uns cabells bojos. El noi era tímid però carismàtic. S’estimaven. Però discutien tant que ho van deixar. I saps què? Els hi costava tant oblidar-se l’un de l’altre que ella va pagar un tractament per esborrar tots els records que tenia amb ell al seu cap. Els metges la van ajudar i ho va aconseguir. Ja no el recordava, fins i tot si se’l trobava pel carrer ni el reconeixia. Era una passada veure com aquells ulls el miraven amb tanta indiferència... Ell no ho va suportar més i també va fer el tractament. Ja no hi havia dolor, llàgrimes, mal de caps, records que es claven al cor i no surten mai... Però es clar, quan un record se’t clava al cor... No cal amb esborrar-lo del cap... oi?
Un dia normal, sense somnis, sense malsons, sense res; es van trobar. A una estació de tren. Van agafar el mateix tren, es van asseure al costat i la noia va començar a parlar amb ell. “Quina noia més pelma”, va pensar. Ella no callava mai...
Al final del dia ja s’havien enamorat.
M’agrada aquesta pel·lícula. Bé, en realitat m’acaba d’agradar. Mai havia vist el missatge que et volen donar fins avui.
Et tinc clavat al cor. T’estimo tant que sé, amb certesa, que si t’esborro de la meva ment i tu fessis el mateix; un dia normal, sense somnis, sense malsons, sense res; ens tornaríem a trobar i et tornaria a estimar. Els meus ulls mai et podran veure amb indiferència, sempre et miraran amb amor. 



Un missatge de nit sense revisar ni res. "A lo loco".

martes, 23 de abril de 2013

*Obra d'art*



Els teus llavis corren per la meva esquena mentre et busco amb els dits. Cos pintat amb pintura a l'oli, obra d'art que sembla del segle passat... em pintes el cos de colors vermells amb els teus petons i sento que els meus dits es desfan cada cop més dins la teva pintura, dins tota la pintura que crea el teu cos.



Puc fondre'm dins teu, rodejada dels colors vermells que m'envolten, que segueixen el camí dels teus llavis i em fan tremolar de plaer. La pintura m'acaricia els malucs, els pits, baixen als dits dels peus i pugen cap al meu front mentre humectes el meu sexe. I cridem ben fort fins que explotem junts i pintem tota l'habitació d'orgasmes de colors !